des de tu ventana aislada con grises y espesos cortinajes que separaban tu bata humedecida de tu madre y el rugir de la calle tan y tan monótono siempre De aquella calle de mañanas y tardes De días corrientes como así lo decía la gente corriente Perdiendo miserablemente el tiempo como nos decía tambien la gente pero cuando hablamos del tiempo dijo aquel de que tiempo estamos hablando del tuyo del mío del nuestro ? De aquel piano que nunca tocamos Y tu tía y sus cruasanes recien salidos de la pasteleria de abajo que comíamos a hurtadillas los dos en la habitación contigua donde yo abría tus senos y tus labios y tu aliento me invadía y los besos como recuerdos punzantes y así olvidarnos de la calle de mañanas y tardes que quisimos borrar esquivos todos nuestros presagios y algun que otro prejuicio que ya abríamos intuido cuando bajávamos por el ascensor de tu casa del central-park manhattan o hudson ya no me acuerdo y saludavamos a aquél portero que creímos siempre - pobre hombre ! - tan chivato él como cualquier portero por cierto y al salir a la calle empezábamos a andar encaminados al Centro realizando nuestra cuadrícula particular buenos aires-villaroel-londres-casanova-muntaner y asi etcetera etcetera hasta la casa de pastel aquella casa que se nos aparecía como un crocanti y asi recomponíamos nosotros la cuadricula cuadriculada de ese tal ildefonsocerdá y aunque nos despistáramos más de una vez y pasáramos amenudo por delante de aquél bar polvoriento y lleno de rancios camareros y viejos clientes queriendo engañar al destino y asi estar solos Y resultó que nos encontramos con todos A todos En referencia al todos más particular Un todos antepuesto a un nosotros Un todos tuyo y mío Un todos que demostrava nuestro primer nosostros y que duró tan poco que nos sintimos huerfanos de pronto tan pronto Que duro tan poco y fué tan intenso que siempre se dijo dentro y fuera de nuestro entorno que nos aislamos tan pronto Y resultó que cuando al fin llegábamos por fin al Centro día si y otro tambien y nos sentábamos en la terraza de aquel famosos bar de terraza y encuentro y por cierto y tambien escogido como sitio de encuentro por todos los otros todos aquellos otros que hacían de nosostros un vosotros Todos los otros que esperaban de nosostros que fuéramos en realidad vosotros en el sentido de unos y otros En el sentido único de nosotros y asi los bautizamos a todos uno a uno con nuestros nosotros y otros y todos sus yos y sus vosotros Después cuando llegaron los presagios y algunos augurios que se abalanzaron sin que ni yo ni tu que eras y fuiste nuestra gran intuitiva de augurios y presagios sin que tan siquiera tu sospecharas todo aquello que se nos vino encima Y nos adujo todo aquel magma que nos indujo hacia aquel flujo de gente tan recurrente Que inundó que nos precipitó hacia la gente corriente Hacia la realidad inabordable por inaceptable por Dios ! Toda la realidad espeluznante que vimos ralentizada delante de nuestros ojos como una película muda y sin sentido a la que hubieramos ido tu y yo una tarde cualquiera de un dia cualquiera a la antigua filmo Y ni tu que fuíste la gran-imtuitiva-de-todos-los-tiempos supieste como habían de resurgir antiguos infiernos Porqué si tambien nosotros tuvimos infiernos y fuegos y miedos y cobardías Y si Tu y yo tuvimos que estar un tiempo ausentes del tiempo para sufrir Para sufrir todo aquello Todo aquello que nos indujo Todo aquello que nos abdujo Toda aquella riada de acontecimientos en que nos dejamos influir fluir
Anatomía del deseo (I)
de Sergio Crespo
imagen
bar El Velódromo
de Barcelona
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